Buscar este blog

17.8.11

¡INSOL-VENTES!

Si no puedo firmar este texto con mi nombre, como seguramente me reprocharéis algunos de vosotros, es por una razón muy simple: lo he perdido, como todo lo que formaba parte de mi vida.
Exiliado en un rincón del mundo, lejos del consumismo de una vida amortizable en pequeñas mensualidades, arruinado por los bancos, por sus entidades, por los estafadores de la gran distribución y por el canibalismo de un sistema que estimula nuestro apetito para después engullirnos, solo me quedan estas palabras, unas palabras que nadie podrá corromper.

Había decidido mantenerme en silencio, vivir mi dolor por mis errores del pasado, aterrado al encontrarme aquí, a orillas del Mekong, rodeado de una miseria que no podía imaginar. Pero al ver como mueren aquí los niños, como agonizan las mujeres en el trabajo, como se emborrachan los hombres que con cuarenta años son ya viejos, me di cuenta de que no podía permanecer callado.

El capitalismo anónimo consigna en todas partes sus infamias: mata a millones de seres humanos, convierte el planeta en un universo de clientes sin alegría, desmenuzados por mafiosos ávidos y por escogidos hombres de negocios. Si no hacemos nada, si permanecemos todos callados, avergonzados en una soledad cómplice, el ser humano, sometido y sobreendeudado, no sobrevivirá a este siglo.

No hay comentarios: